Los primeros pueblos aprendieron a utilizar el agua corriente para trabajar. El agua se utilizó para hacer funcionar los molinos de agua y proporcionar riego para la agricultura. Más tarde, las personas pudieron usar líquidos para hacer aún más después de que los científicos aprendieron que todos los líquidos siguen ciertas reglas.

Aprendieron que la presión en un líquido se transmite por igual en todas las direcciones. Es decir, cuando uno empuja hacia abajo el líquido en un tubo, el líquido empujará contra cualquier cosa con la que se encuentre, incluso si es más grande que el tubo original. Por lo tanto, es posible usar una pequeña cantidad de fuerza para crear una fuerza mayor en otro lugar.